Hasta ahora
no, desde luego. Si la hubiera, ejercería la política. Aquí el monopolio de la
política la tienen los partidos, que funcionan como organizaciones no
participativas y porque las asociaciones sindicales han sido ninguneadas. En estos
momentos la sociedad civil está surgiendo pero no a través de asociaciones,
ONGs y cantidad de colectivos, que se han dejado crecer en las últimas dos
décadas para “descargar” al estado de sus obligaciones del Estado del
Bienestar. El resultado ha sido el desmantelamiento del Estado del bienestar
una vez se ha dejado de subvencionar a organizaciones tan significativas como la
Unión Democrática de Pensionistas ( UDP) sobre todo en Castilla la Mancha, que
ocupaban ese lugar del Estado en cuanto a atención de los más necesitados.
Estas ONGs y otros colectivos han hecho el camino llano para que el Estado, el
gobierno conservador en este caso, pudiese desmantelar los derechos que tanto costó construir. Ha
bastado dejar de subvencionar, por razón de la crisis, a estos colectivos para
arrasar esta estructura social solidaria y voluntariosa.
Sí, de este
modo, hemos perdido la confianza en la política (en los políticos
profesionales); ¿seremos capaces los ciudadanos de refundar la política?. El silencio
en la calle ¿supone abandono, dejadez? O por el contrario ¿se está produciendo
una gran convulsión que irá más allá del cambio político? Yo creo que el no ver
en la calle a las masas no dice más que
los procedimientos de actuación hoy serán distintos…las redes, la nube… y con
un gran poder de convocatoria. Pero el
resultado final será el mismo, transformación social y esperemos que cultural.
Está todo o casi todo por reinventar.
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